martes, 30 de diciembre de 2008

Llegó la hora de dejar de soñar y vivir?

El otro día, observando mi página en una de las redes sociales en la que estoy, me dí cuenta de la dicotomía en la que vivo. Por un lado me defino como lectora empedernida y asidua de las salas de cine de estreno, a ser posible minoritario e intelectual. Además, me recuerdo a mí misma frases de esas lapidarías que he ido diciendoo a lo largo de mi vida como :"para mi la gran aventura es vivir", "para qué subir una montaña, si la vida ya esta llena de montañas", .....todas ellas fruto de mi experiencia como lectora solitaria.
En cambio cuelgo unas fotos, en mi página, todas ellas relativas (si no todas, la gran mayoría) a mis aventuras montañeras, escalando, navegando, buceando y demás deportes descubiertos en plena madurez. Pero presumo de que estas actividades no son lo importante, ni el centro de mi vida. Aunque mirando a mi alrededor, me doy cuenta que, en estos momentos, dedico bastantes horas y me aportan una gran satisfacción tanto física como emocionalmente.
También, es verdad que a mí la literatura, me ha permitido viajar con la imaginación a sitios insospechados, leer me ha permitido reír como pocas conversaciones, llorar de emoción durante horas y curar y lamerme las heridas que de alguna que otra manera he ido adquiriendo en mis experiencias fuera de mi caparazón. En mi época de estudiante, por supuesto comprar un libro era más barato que irse de viaje y mi economía nunca ha sido boyante.
Pero quizás ahora este cambiando y quiero dejar de soñar y empezar a vivir esas aventuras soñadas, quiero sentir las emociones y el frío y el calor en mi piel y no sólo a través de la imaginación. O me he hecho más selectiva con la lectura?
Y esto me recuerda el libro de Afrodita de Pierre Lüis, que dejó en mi corazón lo importante que es vivir lo que soñamos. Pero si la vida es sueño? dónde está la diferencia.

PD: Y si conectamos con el Mago me planteo qué parte fue verdad y qué parte ilusión........y me da miedo reconocer que quizás todo fue humo. Y me siento triste, muy triste porque me estoy despidiendo de esa Lourdes que fui.

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